El niño que confiaba en Dios

El niño que confiaba en Dios

Cuenta la Biblia una historia muy linda sobre un niño de nombre David que era pastor de ovejas. Mucho antes de que naciera Jesús, Dios le dijo al sacerdote Samuel que vaya a Belén en busca de un niño que algún día sería rey del pueblo de Dios.

Samuel fue a la casa de un hombre llamado Isaí. Después de conocer a sus hijos Samuel preguntó: ¿no tienes más hijos?”. Entonces Isaí mandó al campo por su hijo menor, David el pastorcito quien era de buen parecer y fuerte.

Dios le dijo a Samuel que éste niño David será el escogido. Nadie sabía por qué Samuel estaba buscando al niño, solamente Dios.

En las montañas David cuidaba las ovejas de su padre. Una vez un león atacó las ovejas, pero Dios ayudó a David para matarlo. También David mató a un oso que trató de hacerles daño a las ovejas. Dios siempre le daba fuerza y ayudaba a David en los momentos difíciles.

Un día empezó la guerra, los filisteos contra el pueblo de Dios. El rey Saúl era el comandante de los soldados de Israel. Cada día un gigante soldado que se llamaba Goliat salía a desafiar al pueblo de Dios diciendo: “¡tráiganme a un hombre para que luche conmigo! ¿Quién podrá contra mí?”.

Un día David lleva queso y pan para sus hermanos, que era soldados del rey Saúl. Cuando David se dio cuenta de todo lo que estaba pasando allí, dijo: “Goliat se burla de nuestro Dios, ¿cómo es posible que nadie confíe que Dios cuidará de su ejército en tiempo de necesidad? Yo mismo lucharé contra ese gigante”.

Todo el mundo tenía miedo de Goliat, menos David. David sabía que Dios le ayudaría vencer a Goliat. El rey Saúl oyó lo que había dicho David, y se rió, “¡no eres sino un niño! ¿Por qué dices que puedes vencerlo?”.

David contestó: “Cuando un león o un oso venía a atacar el rebaño de mi padre, mi Dios me ayudó a vencerlos. ¡Yo sé que en esta lucha Dios también me cuidará y me hará vencer, porque pelearé en Su Nombre!” David tomó su honda y cinco piedras y así mató a Goliat. Todo el pueblo se alegró porque Dios había ayudado a David derrotando a su enemigo.

ENSEÑANZA: A veces nuestros problemas parecen gigantes. Pero no hay ningún problema demasiado gigante para Dios. Esta historia nos enseña que tenemos que amar y obedecer a Dios, confiar en Él y no tener miedo.


Escrito por Ani Sol Mkhitaryan (8 años).

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