Las drogas están cada vez más cerca de nuestro entorno y aún pueden estar dentro de nuestra familia. Alrededor del adicto existen personas que lo quieren y buscan ayudarlo. A veces para ayudarlo (o evitar caer en depresión o desesperación) prefieren ignorar el tema, otras veces lo condenan, pero inevitablemente sufren. No es una situación sencilla. Nadie nació para ser un adicto y nadie preferiría tener un familiar adicto pero la realidad existe y no se puede negar. Lo difícil es evitar ser un co-adicto porque sin darnos cuenta podemos fortalecer la adicción por inacción o acciones erróneas. Dentro de las muchas instituciones que existen en nuestro país, que están trabajando con los adictos y sus familiares, hay dos que se destacan: Programa Vida e INEA (Instituto de Neurociencias Educación y Asistencia), son instituciones con base de fe, y lo que los mueve a trabajar son las personas que la integran, su espiritualidad y su vocación de servicio. Como miembro de estas organizaciones se enseña que lo legal no es menos nocivo, lo permitido también mata; por tanto al hablar de drogas, se refieren al alcohol, tabaco, marihuana, pegamento y también a las drogas duras. Bajo el auspicio de estas instituciones se realizaron investigaciones para responder a dos interrogantes: ¿Qué necesita hacer una persona para ayudar al adicto? y ¿Qué diferencia hay entre grupos o comunidades terapéuticas con base de fe y los que no tienen ese perfil? Esta investigación fue presentada en congresos nacionales e internacionales y destacada en dos Universidades. También llegó a manos del Sedronar con quien hay un estrecho lazo en la lucha contra las drogas. El resultado a que se arribó fue: Que la persona que mejor ayuda no es necesariamente un profesional, un líder, un director, un amigo o un familiar. La mejor ayuda estadísticamente, viene de quienes aman a la persona en problemas, se ofrecen tal cual son y se muestran sin reservas. Son las personas que tienen una vida espiritual (no precisamente religiosa) solidaria y trabajan en pos de una sociedad mejor, más equitativa, más justa. Son personas simples, de perfil más bien bajo, no ostentosas. Son empáticos, que se ponen a la par. Son personas...