
Entonces Jesús le dijo: “Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca, edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla”
Mateo 16.18 RVC
Con el devenir de la historia, la iglesia cristiana sufrió varias divisiones que fueron motivadas, principalmente, por discrepancias teológicas y éticas. En la medida que los líderes de la iglesia cristiana fueron incorporando conceptos filosóficos y teológicos que eran contrarios a los principios y valores establecidos por el Señor Jesucristo, el cristianismo perdió su poder espiritual para cambiar vidas. El sincretismo religioso incorporó conceptos humanistas y paganos, que determinaron un cristianismo que perdió su pureza, porque fue más permisivo moral y espiritualmente.
La Biblia dejó de ser la norma absoluta que establecía los principios que debían regir la conducta de los cristianos. La tradición, resultado de interpretaciones humanistas de las Escrituras, determinaron sistemas de gobierno y principios teológicos y éticos que desvirtuaron el poder del Evangelio. Las distintas divisiones hicieron que el cristianismo perdiera su unidad en torno a la persona de Jesucristo y de las Sagradas Escrituras, generando persecuciones y luchas de poder entre las distintas Instituciones eclesiales. Esto desprestigió el mensaje de amor y de unidad que debían predicar.
Frente a esta realidad: ¿Cuál es la verdadera Iglesia Cristiana? La respuesta es simple: LA QUE EDIFICA EL SEÑOR JESUCRISTO. La que está fundamentada en la declaración que hizo Pedro, cuando expresó que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, que había venido para salvar a la humanidad, al precio de su vida. Es la que está cimentada en la Biblia, como Palabra revelada de Dios, y dirigida por el Espíritu Santo, quien vino en Pentecostés, para dar poder espiritual a los cristianos para que vivan correctamente, y para que testifiquen con poder y autoridad sobre el amor de Dios el Padre.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, encontramos la descripción del nacimiento de la Iglesia Cristiana, y las características sobresalientes de su manera de vivir el Evangelio en comunidad. El amor práctico, y no solo declarativo, determinaba fidelidad al Salvador y compromiso con la extensión de Su Reino. Ellos predicaron el mensaje con sus palabras, con sus vidas y con su ayuda solidaria, aliviando el dolor y las necesidades de los demás. La Iglesia Cristiana verdadera no es la más antigua, ni la de mayor cantidad de fieles, ni la que realiza más milagros. Es aquella en la que el Espíritu Santo obra con poder, llevándolos a un genuino arrepentimiento y a un cambio real en su estilo de vida.
La verdadera Iglesia cristiana es la que no transige con las nuevas filosofías posmodernas relacionadas con la libertad personal, que condiciona por medio de leyes la libertad de aquellos que desean vivir con un estilo de vida enmarcados en los principios y valores de Cristo.
La Iglesia Cristiana verdadera es la que predica el Evangelio dirigida por el Espíritu Santo, que le da el poder espiritual para desarrollar su misión. Es la que no descansa en el poder de la personalidad de un religioso carismático, ni en el poder de estrategias y, menos, en campañas de marketing. Jesús les dijo a sus discípulos; “Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1.8). La prioridad de la verdadera Iglesia Cristiana es predicar el Evangelio y mostrar su poder renovador por medio de hombres y mujeres transformados por Jesucristo, que testifican y comparten su experiencia transformadora. El mayor impacto de la verdadera Iglesia Cristiana, es la que dan sus miembros al expresar cada día su amor hacia Dios y el prójimo, por medio de acciones prácticas que los hacen más semejantes a Jesucristo. La verdadera Iglesia de Cristo no se deja condicionar ni por el poder político, ni por las filosofías contemporáneas que determinan un estilo de vida contrario al que nuestro Señor vivió y enseñó.
Termino expresando que la verdadera Iglesia Cristiana no pertenece a ninguna organización humana, aunque sin duda, está en todas las instituciones cristianas que permiten que Cristo las edifique al obedecerle en todo. Las que está formada por cristianos que realmente viven y predican, el verdadero Evangelio que es poder de Dios para salvar.
Lic. y Pastor Rogelio Nonini