Soy Carlos Valenzuela, tengo 46 años, y hace 13 años que me encontré con Jesús, desde ese día mi vida comenzó a experimentar cambios profundos, que el Señor sigue haciendo hasta el día de hoy.
Realmente mi encuentro con el Señor no fue provocado por una enfermedad grave, o por algún estado de depresión, o emocional, o por condiciones económicas, como es habitual escuchar en las congregaciones.
Lo que recuerdo es que desde que era un niño tuve contacto con una iglesia, concurría a la escuela dominical infantil, campamentos, etc., y a mis 20 años, como todo joven del mundo, comencé a experimentar otras cosas, boliches, fiestas, trasnochadas, comencé a beber y fumar. Y eso continuó por unos largos años, de esa manera a mis 30 años contraigo matrimonio y de esa unión vino Juliza, mi hija, y mi condición matrimonial siguió igual, con fiestas, alcohol, etc. Hasta que a los 33 años apareció en mi camino Jesús. Y quiero tomarme de las palabras del gran Job: “De oídas te había oído, mas ahora mi ojos te ven”. Siempre había alguien que me hablaba de Jesús, siempre escuchaba que me decían que Él me amaba, pero solo escuchaba, hasta que Él se reveló a mi vida de otra manera, y en ese momento, pude experimentar el toque especial de Él.
Sabes algo, Él siempre llega justo a tiempo, y gracias a Su tremendo amor incondicional, mi vida cambió y también mi futuro.
Han sido 13 años de muchas batallas, donde en bastantes he sido vencido, he experimentado, como todo hijo de Dios, tristezas, frustraciones, ira, enojo, desánimo; pero también alegría, paz, victorias, consuelo, caricias que he recibido de Él. Lo más importante es que en todos momentos siempre mi Señor ha estado a mi lado, nunca me ha dejado.
Quiero dejarte este texto:
Quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno del reino de los cielos Lucas 9:62
Dios te bendiga.
Carlos Valenzuela.