Lules siempre es una experiencia enriquecedora, los nervios del viaje, las ansias de estar allí compartiendo, al extrañar a la familia cuando se la deja. Esas son algunas de las innumerables sensaciones que nos produce Lules en cada viaje que emprendemos. En esta oportunidad tuve el privilegio de contar con la presencia de Carlos Valenzuela, Víctor Hugo Posada y Federico Kaladjian, tres hermanos preciosos que dedicaron su tiempo al Señor. Dicho por ellos mismos: “fuimos a absorber todo lo que fuera posible”. Como siempre, Lules nos deja una enseñanza, creemos que vamos a “dar” y terminamos “recibiendo” de ellos.
En estos días transcurridos en Tucumán pudimos observar lo mucho que hay por hacer y lo mucho que necesitan de nuestras oraciones. Es indudable que es necesario orar para que el Señor levante líderes que puedan acompañar y sostener a la congregación en cada momento. Cada día fuera de casa fue una experiencia inolvidable, poder estar con la muchachada en la iglesia, entre charlas, ping-pong y fútbol. Poder visitar a los hermanos en San Rafael, y acompañarles en estos tiempos difíciles que están viviendo, por la pérdida de familiares que han afectado la salud anímica de la abuela Mari, pero sin afectar su salud espiritual, estando firme en las cosas de Dios y afirmando día a día “todo l puedo en Cristo que me fortalece”. Fue una experiencia hermosa para todos poder compartir la Palabra, poder orar con y por ellos. Queda en nosotros un compromiso de apoyar a esta familia en oración y en todo sentido.
También tuvimos la oportunidad de compartir una noche especial con los jóvenes. Gracias a Dios 16 jóvenes se encontraban compartiendo y abriendo sus corazones para enriquecernos mutuamente. El domingo a la mañana nos maravillamos con la cantidad de niños que compartieron una hermosa Escuela Bíblica, que habla de maestras dedicadas y preparadas para la tarea. Esos niños con tantas necesidades buscan aprender de Dios y de todo lo que Él puede hacer. Terminamos la actividad con un locro abierto para todos, hecho con mucho amor. Sorprendentemente, pero el patio de atrás del templo rebalsaba, había que hacer turnos para comer. Las hermanas se dedicaron a preparar una deliciosa comida.
Finalmente llegaba la hora de despedirnos, el domingo a las 19hs contamos con el culto general, saludos especiales de ambas partes y el tiempo de la partida. Si uno hace un balance, se da cuenta que fue poco, pero a la vez sabe que tanto para ellos como para nosotros fue mucho. Las palabras para explicar esta experiencia son escasas, espero que toda nuestra iglesia pueda percibir lo que sentimos cada vez que vamos a Lules. Los que fuimos y compartimos ya estamos ligados, sentimos en nuestros corazones una carga muy grande por esta amada congregación. Oramos para que como iglesia podamos ponernos en las manos de Dios y buscar lo que Él quiere de nosotros en medio de nuestros hermanos tucumanos”.
Pablo Villanueva.
Ha sido una experiencia maravillosa. El compartir con personas con una realidad muy distinta a la nuestra, personas comunes y corrientes de carne y hueso que ven realidades tan adversas. Sus trabajos, sus estudios, sus sueños no tan distintos a los nuestros; la verdad, ¡qué no daría por tener un poquito de esa perseverancia y sus ganas de buscar a Dios con tanta simpleza, o mirar a los ojos como miran esos niños, la forma de mirarnos como solo miran ellos. Esa inocencia llena de necesidades marcada por sus falencias, pero que igual son generosos, regalándonos sus sonrisas , u observar calladamente a los adolescentes y sus picardías, sus bromas… Doy gracias al altísimo por esta oportunidad de mirar otras realidades y no olvidarnos de lo que debemos hacer. Gracias Señor por todo lo que sabes darnos
Víctor Hugo Pasada.
Quiero dar gracias a Dios porque me dio la oportunidad de ir a Lules, que era algo que estaba anhelando. Fui allí a aprender, y aprendí muchísimo, y una de las cosas que más me dejó marcado fue el Salmo 34. Ellos lo viven todos los días, bendicen a Jehová en todo tiempo y la alabanza siempre está en la boca de ellos. A pesar de todas las dificultades siguen alabando y adorando a nuestro Dios con todas las fuerzas, y eso me da a mi más aliento para seguir adelante. Hay gente con problemas y más necesidades que yo…, y ellos a pesar de ello no dejan de confiar en Él.
Federico Kaladjian.
Primero agradecer a Dios la posibilidad que me dio de poder conocer este lugar de Lules. Es muy difícil lograr escribir algo sin dejar ningún detalle por comentar. Mi opinión personal por lo que logré ver, es una iglesia con ganas. Pero en este momento está desorientada, desanimada y es de extrema urgencia un pastor. Es muy lindo el grupo de adolescentes y niños que hay en ese lugar y que concurren el día domingo a la Escuela Bíblica. A pesar de las circunstancias que viven a diario ahí están, ninguna queja hacia Dios y eso es de admirar. Solo agradezco a Dios nuevamente por permitirme ir, me ayudó y me enseñó cosas muy importantes para mi vida, y también el haber podido compartir con otros hermanos de la iglesia de otra forma, esto es lo que une y edifica”
Carlos Valenzuela.