Viva en forma responsable

Viva en forma responsable

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34).

Confiar en Dios cada mañana es cuestión de propia valía. Jesús dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26).

Los pájaros no son creados a la imagen de Dios, ¡pero nosotros sí! Los pájaros no heredarán el reino de Dios, pero nosotros sí. Los pájaros son mortales, la humanidad es inmortal. Si Dios cuida de las aves, tanto más cuidará de nosotros. Por eso el apóstol Pablo pudo escribir: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

Mateo 6:30-31 manifiesta: “Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se hecha en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues…” Dios pone en juego su propia reputación. Él proveerá si confiamos y obedecemos; esto es cuestión de la integridad de Dios, “vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas… Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6: 32,34).

Dios manda que vivamos hoy en forma responsable y confiemos en Él para mañana. ¿Somos gente de poca fe o realmente creemos que el fruto de Espíritu nos satisfará más que las posesiones terrenales? ¿Creemos realmente que seremos satisfechos si tenemos hambre y sed de justicia? ¿Creemos realmente que Dios suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus gloriosas riquezas si procuramos establecer Su reino? De ser así, entonces buscaremos primero Su reino y Su justicia, y todas esas otras cosas nos serán añadidas (Mateo 6:33).

Oración: Te doy las gracias Señor por cuidar tan fielmente de mí. Alegremente arrojo hoy sobre Ti todos mis afanes y preocupaciones.

Extraído de “Diariamente en Cristo”, Neil Anderson y Joanne Anderson, UNILIT, 1994.

Deja un comentario