Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres
1° Corintios 15:19
El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo
Romanos 15:13
Un joven, ciudadano de un país hostil a la Fe cristiana, estaba totalmente desesperado debido a la opresión que reinaba en el lugar donde vivía. “Estaba tan hastiado que acabé odiando a la sociedad”, dijo. Después de haber buscado mucho, aceptó leer la Biblia y en ella descubrió la clave que le permitió salir de ese odio. Todos somos pecadores, reconoció. Y añadió: Así fue como apacigüé mi ira.
Quizás usted también esté desesperado, consternado por las injusticias, la opresión, la pobreza… Hace tanto tiempo que los hombres reflexionan sobre estos temas, que ya deberían haber encontrado algún método para resolver el conjunto de esos problemas… Pero, ¿qué sucede en el mundo actual? La gente se burla de los derechos humanos, la corrupción y la injusticia hacen sus estragos, a menudo la pobreza convive con la riqueza. Entonces, ¿cómo encontrar la paz del alma, la serenidad?
Al igual que ese joven desesperado, leamos la Biblia. Ella declara: De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna (Juan 3:16). Sólo el amor de Dios pudo abrir un camino de esperanza al hombre esclavo del mal y de la amargura que viven en lo profundo de su corazón. El que cree en Jesucristo, en el Hijo Unigénito de Dios, es liberado, porque Dios le da la vida eterna. La esperanza segura y firme del cristiano es conocer a Jesús, don del amor divino, muerto y resucitado.