El día de las Madres es una celebración en honor a las madres y la familia. Se celebra en diversas fechas en muchas partes del mundo. En Argentina se celebra el 3er. domingo de octubre. La familia es la primera institución divina, creada por Dios en la tierra. Dios la fundó y bendijo. El núcleo básico de la familia bendecida, se edifica sobre la pureza, la santidad y la unidad de los lazos familiares. ¡Cuando la familia se pierde, la nación se pierde y la raza humana es condenada! Dijo un sociólogo: “La nueva generación se está rebelando al vacío que reina en sus hogares. Los padres llevan una vida tan vacía que no tienen nada que ofrecer a sus hijos”. Hoy millones de hijos no conocen a sus padres, y millones de padres no conocen los pensamientos ni los problemas de sus hijos. ¡Falta diálogo! Todos viven bajo el mismo techo, pero están incomunicados… Debemos restablecer urgentemente la comunicación. Hoy millones de familias andan mal. Infidelidad conyugal, divorcios, rebeldía en lo hijos, menosprecio por las pautas morales y un clima general de inmoralidad. Muchos programas de T.V. están ayudando a destruir los hogares, y “educadores de la nueva moralidad” están señalando a nuestros niños y jóvenes que la familia está en vías de desaparecer. La Biblia dice que el padre de la familia debe guiar y dirigir, con la autoridad de su vida y de su ejemplo, la vida de los suyos. Debe amar a su esposa y a sus hijos. ¡El amor es el ingrediente número uno para tener un hogar feliz! El esposo debe embellecer a su esposa en todo sentido, ser atento con ella, con palabras amables, gestos y miradas, debe ser generoso, no egoísta, compartir más tiempo con su esposa y con sus hijos. La Biblia dice: “La mujer sabia edifica su casa” (Proverbios 14:1) ¡Este es el oficio más sagrado e importante de todos! Estimada madre, usted es la arquitecta, la constructora del hogar. El carácter y la personalidad de los hijos, son formados por la atmósfera del hogar y particularmente por la vida y el ejemplo de la madre. Ningún padre puede esperar que sus hijos honren...