El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: “He aquí el Cordero de Dios” Juan 1:35-36.
Mirarán al que traspasaron. Juan 19:37.
Los historiadores no pueden negar que Jesús existió realmente, pues Su historia no es el fruto de una leyenda. Pero, ¿por qué fue crucificado? ¿Fue tan solo una víctima, el símbolo de los que fueron asesinados injustamente?
El punto de vista de la fe es completamente diferente. Aquellos que leen el Evangelio sin prejuicios disciernen que Jesús es el Hijo de Dios y que aceptó morir en nuestro lugar para sufrir la condenación que nosotros merecíamos.
También saben que resucitó al tercer día.
Dos ladrones fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús. Uno de ellos, en un momento de desafío y desesperación, le dio: “Si Tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros” (Lucas 23:39). El otro respondió a su compañero y se dirigió a Jesús con estas palabras de confianza y fe: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42). A pesar de su trágica situación, ese ladrón rechazado por la sociedad se dio cuenta de que solo Jesús podía liberarlo más allá de la muerte y del sufrimiento. También comprendió que Jesús es el Rey que volverá.
Dios se revela por medio de Jesucristo. ¡Que nuestra mirada hacia Jesús sea una mirada de fe! Jesús murió por nosotros para abrirnos la puerta de Su reino, el reino de la vida.
¡Ve!, ¡Ve!, ¡Ve a Jesús!
Que si miras con fe
Al que ha muerto en la cruz
Al momento la vida tendrás.