Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo. Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres (Efesios 4:15, Gálatas 5:1).
Hay dos conceptos que determinan la victoria y lo fructífero del cristiano. El primero es la madurez. Pablo escribió: “Crezcamos en todo en Aquel que es la cabeza, esto es, Cristo … a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4: 15,13).
Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para crecer y madurar en Cristo (2ª Pedro 1:3) pero satanás se opone a que maduremos, y hará todo lo que pueda para evitar que nos demos cuenta de quiénes somos y lo que tenemos en Cristo. Debemos triunfar sobre el lado oscuro antes que podamos madurar plenamente.
El segundo concepto de la vida cristiana exitosa es el de la libertad. Pablo declaró: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1). Este pasaje no nos asegura solamente que Dios nos quiere libres, sino también nos advierte que podemos perder nuestra libertad volviendo a la ley.
Antes que recibiéramos a Cristo, éramos esclavos del pecado, pero el poder que el pecado tenía sobre nosotros fue roto debido a la obra de Cristo en la cruz. Satanás no tiene derechos de propiedad ni de autoridad sobre nosotros. Él es un enemigo derrotado dedicado a evitar que nos demos cuenta de eso. Él sabe que puede bloquear la efectividad de uno como cristiano si logra engañarlo a usted para que crea que usted no es nada sino un producto de su pasado, sujeto al pecado, proclive a fallar y dominado por sus costumbres. En la medida que satanás pueda confundir y cegarlo con sus mentiras tenebrosas, usted no podrá ver que ya están rotas las cadenas que una vez lo ataron. Usted es libre en Cristo, pero si el diablo puede engañarlo para que crea que no lo es, no va a vivir la libertad que es su legado. No creo en la madurez instantánea, pero sí creo en la libertad instantánea, y he visto a miles de personas libertadas por la verdad. Una vez que la persona queda libre, ¡se sorprenderá de la rapidez con que madura!
Oración: Señor, me regocijo en que viniste a darme libertad. Hazme recordar que hoy camine en Tu libertad.
Extraído de: “Diariamente en Cristo-un devocional”, Neil Anderson y Joanne Anderson, 1994, Editorial Unilit.