Del Comentario de Santo Tomás de Aquino, presbítero, sobre el evangelio de San Juan.
Lectura bíblica: Juan 14:6-7
Santo Tomás de Aquino (1224-1274)
Aunque descendía de la clase social más alta de su tiempo, ingresó como fraile a la Orden de Predicadores de Santo Domingo de Guzmán, que hacía su apostolado entre los más pobres. Para cumplir su ideal enfrentó y venció la resistencia de su familia. Estudió en Italia, Alemania y Francia.
En la ciudad alemana de Colonia fue discípulo de San Alberto Magno. Enseñó teología en la famosa Universidad de París y asimiló al cristianismo las ideas del gran pensador griego Aristóteles (384-322 a.C.), que recién se divulgaban entonces en Europa y constituían una gran novedad. Por tal innovación tres años después de su muerte el obispo de París condenó su doctrina, pero cincuenta años después la Iglesia rectificó y pasó a considerar a Tomás de Aquino como uno de sus teólogos más profundos y geniales.
Su gigantesca obra está escrita en lenguaje sencillo y preciso, y resume y profundiza el saber teológico acumulado hasta entonces por la Iglesia.
Detrás de su estilo reflexivo palpita una profunda piedad. Tomás de Aquino, además de teólogo, era un místico que vivía en profunda e íntima comunión con Dios.
Comentario
En estos párrafos se expresa abordando uno de sus temas preferidos: “Yo soy el camino”.
¿Hacia dónde dirigir nuestra búsqueda? ¿Dónde encontrar el bien y la verdad que anhelamos y nos hagan felices? Ante tantas falsas promesas de felicidad como hoy nos rodean, sigue siendo válida la respuesta cristiana de todos los tiempos: en Jesucristo, camino, verdad y vida.
Si buscas por dónde has de ir, acoge en ti a Cristo, porque él es el camino: Éste es el camino, caminen por él. Es mejor andar por el camino, aunque sea cojeando, que caminar rápidamente fuera de camino. Porque el que va cojeando por el camino, aunque adelante poco, se va acercando a la meta; pero el que anda fuera del camino, cuanto más corre, tanto más se va alejando de la meta.
Si buscas a dónde has de ir, aférrate a Cristo, porque él es la verdad a la que deseamos llegar: Mi paladar repasa la verdad. Si buscas dónde has de quedarte, aférrate a Cristo, porque él es la vida: quien me alcanza encuentra la vida y obtiene el favor del Señor.
Aférrate, pues a Cristo, si quieres vivir seguro; es imposible que te desvíes, porque él es el camino. Por esto, los que a él se agarran no van descaminados, sino que van por el camino recto. Tampoco pueden verse engañados, ya que él es la verdad y enseña la verdad completa, pues dice:
Yo para esto nací y para esto vine al mundo: para declarar, como testigo, a favor de la verdad. Tampoco pueden verse decepcionados, ya que él es la vida y dador de vida, tal como dice: Yo he venido para que tengan vida, y que la tengan en abundancia.
De Caminar con los Padres de la Iglesia. Lecturas espirituales para el crecimiento en la fe.
Impreso en Ediciones Graphic Print, S.A.
1ra. edición: 1500 ejemplares, agosto 2006
Managua, Nicaragua.