“(Jesús dijo) Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12.
“Vosotros que creéis en el Nombre de Hijo de Dios… tendréis vida eterna.” 1° Juan 5:13.
Muchos de los que están interesados en una religión o que incluso la practican dicen que están buscando. Creen que es pretencioso estar seguro de algo y que el hecho de estar buscando en una actitud humilde. Seguir buscando sin jamás encontrar lo que se busca, ¿no es desmoralizante?
- Podemos buscar certezas en nosotros mismos, pero nuestros pensamientos y sentimientos son auténticas arenas movedizas. ¡Es una búsqueda sin fin!
- Podemos buscar la paz en los diferentes ritos religiosos o filosóficos, pero eso no tranquiliza realmente la conciencia.
- Podemos estudiar la naturaleza para descubrir, mediante la ciencia, todos sus secretos. ¡Pero continuamente surgen nuevas preguntas que quedan sin respuesta!
Abramos más bien la Biblia, la revelación de Dios para el hombre, la palabra verídica del único que conoce todo en profundidad, del “que no miente” (Tito 1:2). En ella encontramos afirmaciones y certezas, especialmente aquellos versículos que encabezan este devocional. Dios nos dice claramente que el hombre es pecador, indigno de Su Presencia (Romanos 3:23) y merecedor del juicio. Con la misma firmeza nos dice que ama a cada ser humano y nos indica la manera de ponernos al abrigo de Su ira, mediante la fe en Jesucristo (Juan 3:16). No nos ocultó nada, y a cambio desea que confiemos en Él.
¡Así es la fe! No creer, lejos de ser una prueba de humildad, sería un insulto imperdonable. ¡Aceptemos el amor de Dios y descansemos en las certezas que nos da!